Como rumiantes, los bóvidos aprovechan óptimamente el forraje como fuente de energía y proteínas. Sin embargo, ello requiere un sistema de preestómagos completamente formado con un rumen bien desarrollado. Después del nacimiento, los preestómagos tardan hasta medio año en madurar por completo y demostrar todo su potencial.

Dado que los animales jóvenes no digieren bien el forraje hasta entonces, es importante tener un buen suministro de pienso concentrado. Por esta razón, existe la creencia generalizada de que solo se debe alimentar a los terneros con pienso concentrado de fácil digestión. De hecho, el ácido butírico y el ácido propiónico, como productos de descomposición de carbohidratos fácilmente digeribles, aseguran un buen desarrollo de las vellosidades ruminales en el rumen. Esto da como resultado un enorme aumento de la superficie del rumen y los ácidos grasos volátiles que se producen en el rumen durante la digestión pueden absorberse de manera óptima.

Los terneros recién nacidos solo pueden asimilar componentes de la leche. Las enzimas del abomaso están adaptadas a la digestión de la proteína y el azúcar de la leche (lactasa o quimosina y catepsina). Esto no cambia hasta pasadas entre 3 y 5 semanas. Comienzan a dominar entonces las enzimas digestivas amilasa, para digerir el almidón, así como la pepsina y la tripsina, que descomponen las proteínas vegetales.

De hecho, solo a partir de las 4 semanas de edad se observa un lento aumento de la ingesta de pienso concentrado por parte de los terneros. En caso de alimentación intensiva (p. ej., ad libitum), este cambio podría ser incluso más tardío.

No obstante, tiene sentido ofrecer forraje basto a los terneros desde las dos primeras semanas de vida. Los terneros juegan con él y, de esta manera, se acostumbran al olor, al sabor y a la textura del forraje. El suministro temprano de pienso concentrado, en particular, influye positivamente en el desarrollo del sistema enzimático y promueve el desarrollo del rumen en una etapa temprana (véase más arriba). Proporcionar heno en pesebres, redes o pelotas de juego también fomenta la actividad de los terneros.

Ya no debería ser necesario señalar la importancia del forraje más barato, pero todavía existen grandes deficiencias en el suministro de agua para los terneros. Esto puede tener que ver con la higiene o simplemente con el hecho de que no haya ningún cuenco de agua frente a muchos corrales individuales.

Una cosa es cierta: estamos legalmente y éticamente obligados a ofrecer agua fresca a todos los animales, incluidos los terneros jóvenes.

El pienso concentrado para terneros y el muesli son relativamente caros. Esto plantea la cuestión de cuándo hay que cambiar a ensilado (preferiblemente la ración de alto rendimiento para vacas lecheras). La respuesta se puede encontrar al comienzo de este blog: el sistema de preestómagos de las novillas no madura por completo hasta aproximadamente el medio año de vida. Por lo tanto, se debe suministrar pienso concentrado de alta calidad al menos hasta entonces. No obstante, hay que estar siempre atento al condicionamiento de los animales. En general, es cierto que se puede y se debe alimentar intensivamente a las novillas de hasta 6 meses de vida para lograr grandes aumentos de peso en esta importante fase de desarrollo de los terneros.

Pero lo que importa son las transiciones. La alimentación con ensilado es difícil en muchos establos de terneros debido al diseño (no hay espacio suficiente, no se puede pasar con el carro mezclador de alimentos, etc.). También puede haber dudas sobre lo que hay que hacer con los restos de pienso no consumido, del que suele quedar mucho al comienzo de las transición. Todo lo que se ha colocado antes con esfuerzo se debe retirar al día siguiente.